Una dulce devoción
Es secular la ligazón existente entre nuestra Semana Santa y la gastronomía. Desde tiempos remotos se vienen celebrando en las cofradías y hermandades riosecanas las tradicionales cenas, desayunos, refrescos, «aceitunas», «cantaradas» y otras colaciones que sirven, durante la semana de Pasión o en otras fechas, para alimentar el cuerpo y también el espíritu por la confraternización que estos eventos conllevan intrínsecamente.
Al hilo de esa tradición, durante los últimos años prolifera, en algunas familias, la moda de no olvidar la hermandad a la que se pertenece en otros días de celebración, concretamente en algunos cumpleaños en los que se aprovecha la tradicional tarta, o cualquiera que sea el postre, para recordar de algún modo el Paso de nuestra devoción.
Muestra de ello son estas tres fotografías, publicadas por algunos hermanos de La Escalera en las Redes Sociales, en las que vemos cómo es posible elaborar una réplica del paso en chocolate y bizcocho o decorar un dulce con la silueta de la medalla sin que desentone con las populares velas de cumpleaños. Una costumbre moderna, no demasiado buena para mantener la línea ni los niveles de glucosa en sangre, que demuestra una vez más cómo el espíritu de hermandad y la devoción por unos Titulares se lleva más allá de los actos propios de la Cofradía ocupando un lugar destacado en la vida particular de cada uno de los hermanos.