Un hermano con carisma
Una de las máximas de nuestra Hermandad es el recuerdo de aquellos que nos precedieron en la tarea de conservar y transmitir el legado que, a su vez, ellos nos cedieron. Pero, indudablemente, hay algunos hermanos que dejan más poso que otros por su carisma o sus características personales. Uno de estos fue quien vemos en la fotografía, con las manos a la espalda y la mirada perdida en el fondo del infinito: César Mateo Santofimia, a quien a pesar de los años transcurridos desde su fallecimiento -en 1990- quienes le conocieron recuerdan con especial cariño.
César había ingresado en la Hermandad en el año 1956, sirviendo como mayordomo en 1978, y durante las cuatro décadas que permaneció en la misma dejó en todo momento la impronta de su devoción por el Descendimiento y de su acusada personalidad, ese carisma del que hablábamos y que aún perdura.
La fotografía ha de ser de los primerísimos años de la década de los 80 y en ella, junto a César, vemos a Jesús Álvarez y Asunción Santamaría; los niños son Elga Álvarez y, posiblemente, Miguel Ángel García Santamaría.
Fotografía cedida por Jesús Álvarez Esteban (noviembre 2016)