Música y Voz para recordar a los ‘creadores’ de la Quinta Angustia
1 marzo 2014
Una vela encendida por los que se fueron, música de cornetas y tambores, un piano que eleva acordes en forma de oración, un libro que no olvida y cuatro voces pregoneras. Son los ingredientes de Un farol en la eternidad, el acto de la hermandad del Descendimiento que sirvió para recordar y homenajear a los antepasados.
En un Teatro Principal abarrotado, comenzó el nuevo evento del 350 aniversario de La Escalera, la música de la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Nazareno de Santiago y un emocionado recuerdo a los fallecidos de las diecisiete cofradías riosecanas.
Más tarde la palabra se hizo voz en la historia y el sentimiento de aquellos que precedieron y constituyeron lo que es hoy la Semana Santa de Medina de Rioseco. Conducido por la hermana del Descendimiento, Marta Lorenzo, por el escenario fueron desfilando las reflexiones de los cofrades y pregoneros Jesús María Reglero, Eduardo Franco Felipe, Luis Alonso García y Manuel Fuentes Hernández.
Reglero, pregonero de la Semana Santa en 1984 y hermano de La Crucifixión con su habitual prosa se acordó de las vivencias de muchas de las familias longineras, además de dedicar un emotivo soneto a La Escalera. Quien fuera alcalde de Rioseco durante 16 años, pregonero en 2010 y hermano del Sepulcro, Eduardo Franco Felipe, centró su discurso en recordar la historia de las cofradías que se disgregaron de la Quinta Angustia y en algunas experiencias personales entorno a su paso, el yacente.
Luis Alonso, pregonero en 1990 y cofrade de La Soledad, dijo que cada asistente en el teatro estaba acompañado por 30 0 40 almas de los que se fueron; aunque se negó a hacer de ese acto “algo triste” y habló de la “insurrección” en la muerte y recordó aquellos desayunos de hermandad donde aprendió a ser cofrade. Por último, Manuel Fuentes, también alcalde, pregonero en 1995 y hermano del Descendimiento hizo un llamamiento a conservar la “autenticidad” de la Semana Santa que legaron los antepasados, potenciar la fe y la religiosidad popular y lanzó la propuesta de institucionalizar un foro que acoja periódicamente a las cuatro cofradías que compusieron la Quinta Angustia.
La palabra dio paso de nuevo a la música, con el estreno absoluto de la marcha A golpe de corazón, compuesta por Pablo Toribio a La Escalera. Interpretada a piano e ilustrada con imágenes audiovisuales de la procesión del Viernes Santo hizo que la primera parte del acto tuviera un espectacular broche.
Más tarde, con la presencia de las Varas Mayores del Descendimiento, El Sepulcro y La Soledad la comitiva se desplazó a ritmo de la banda del Nazareno hasta la Capilla de los Pasos Grandes, donde el capellán Eugenio Jesús Oterino bendijo el libro de difuntos de La Escalera, que se depositó sobre el paso, antes de elevar un responso por todos los fallecidos. Un homenaje tan merecido como necesario a aquellos que legaron la seña de identidad de esta ciudad: su Semana Santa.
Fotografías de Fernando Fradejas