Javier Albert. Hermano secretario
“El secretario de La Escalera debe conocer a sus hermanos y hacer hermandad”
Javier Albert es el secretario de la hermandad. Con mayúsculas, porque lleva ocupando el cargo 27 años. Ha tenido la fortuna de “vivir en primera persona” y escribir meticulosamente en sus libros la historia reciente de la hermandad. En esta entrevista reflexiona sobre su labor en el paso y sobre sus sensaciones personales en torno a una cofradía a la que se apuntó sin tradición familiar. Ya avanza que no repetirá en las próximas elecciones y que dará paso a “un secretario del siglo XXI” porque “su tiempo y su labor” se ha cumplido.
¿Por qué de La Escalera?
Es algo difícil de explicar y me lo he preguntado muchas veces. Es una llamada que te llega de niño. Yo me apunté sobre todo porque me llamaba la atención la hermandad por encima de todo. Es una pregunta difícil de contestar para los que no tenemos tradición familiar. Los andaluces lo llaman duende…
Secretario de la hermandad ¿desde cuándo? ¿por qué?
Llevo 27 años. Tuve el privilegio de que la hermandad confiara en mí prácticamente nada más entrar en el paso. Alguna vez pienso que me verían alguna virtud que yo no veo para haberme dejado tanto tiempo. Me siento un privilegiado porque he conocido la evolución de la hermandad en primera persona y ayudando a sus protagonistas.
yo la labor de secretario la entiendo como la de intentar siempre hacer hermandad
¿Cuáles son las labores propias del secretario?
Fundamentalmente levantar las actas, ayudar al presidente y asistir a la junta particular, llevar los libros de carga y los listados de hermanos. Esto es en la teoría, pero yo la labor de secretario la entiendo como la de intentar siempre hacer hermandad, tratar a cada hermano según sus peculiaridades e intentar que todos y cada uno estén cerca de la hermandad.
¿Qué debe conocer un secretario?
Principalmente a la gente, a sus hermanos; como decíamos antes con sus particularidades, porque no todos somos iguales, como ocurre en una familia.
¿Cualquier hermano podría ser secretario?
Creo que en teoría sí, aunque pienso que hay que reunir unos requisitos mínimos y estar integrado en la hermandad.
¿Son necesarias las multas?
La teoría dice que si todos fuéramos como deberíamos ser no harían falta las multas. Pero la práctica nos dice que las hermandades que han quitado las multas al final han suprimido las misas y los entierros porque no había asistencia. También pienso que a los hermanos no les gusta que se le lean en público una multa, ya que el dinero es hoy algo simbólico (tres euros, los entierros y seis, las misas). Por eso creo que deben seguir existiendo este tipo de sanciones.
hay que ir adaptando el reglamento a la situación que vivimos en el siglo XXI
¿Habría que modificar el reglamento?
Rotundamente sí. Los tiempos van cambiando y la hermandad siempre ha tenido la virtud de conservar lo intocable, es decir la esencia de la hermandad, pero hay que ir adaptando el reglamento a la situación que vivimos en el siglo XXI y a su futuro.
¿Repetirá en el cargo?
No. Yo pienso que cada junta particular ha tenido su época, sus condiciones y su labor hasta un determinado momento. Creo que hay que dar paso a gente joven, con otras ideas y creo que, además, otra de las cualidades que tendría que tener el nuevo secretario sería la de manejar nuevas tecnologías y medios informáticos. A mí esto ya me pilla a trasmano. He cumplido mi etapa y es necesario otra persona del siglo XXI y que cumpla la suya.
¿Con qué se quedaría de estos 27 años?
Yo tengo muy buenos momentos. Podría recordar todo el arreglo y la inauguración de la capilla o las restauraciones del paso, pero me quedaría con algunas reacciones que han tenido los hermanos tras alguna de mis intervenciones en las juntas. Son momentos íntimos que siempre guardaré.
¿Alguna anécdota?
(Risas). Un Viernes Santo me hice un esguince. Cuando llegué de urgencias de Valladolid me llevaron a la cena en silla de ruedas. El aplauso que me dio toda la hermandad no lo olvidaré nunca (se emociona). Momentos muy íntimos y emotivos. Luego había grandes ratos con hermanos. Me acuerdo del hermano Luis Gallego; de las bromas de Pedro Cuenca y Jesús Álvarez, uno dando un salto y subiéndose a la barra de un bar y el otro haciendo el pino… (más risas).
La hermandad une…
Mucho. Puedo recordar cómo algunos Viernes Santo hermanos distanciados se han reconciliado. He visto como se recogían la túnica prácticamente sin decirse nada y ese gesto valía más que mil perdones.
¿Cómo ha cambiado La Escalera en estas tres décadas?
Algo hemos cambiado aunque quizá sea nostalgia de tiempos pasados. Pero creo que al ser mayor número de hermanos somos más diversos y quizá antes se sentía más la hermandad; uno tiene la impresión de que no somos todos los que estamos o no estamos todos los que somos. Por eso nuestro objetivo ha sido en los últimos años hacer hermandad.
A partir del 350 aniversario creo que habrá muchos cambios para bien
El 350 aniversario está suponiendo un hito en la historia reciente de la hermandad.
Creo que el 350 aniversario es una fecha redonda que hemos aprovechado para unir pasado y futuro. Hay algunos actos como los solidarios, otros culturales y otros para hermanar que se podrán seguir celebrando sin necesidad de ubicarlos en una efeméride. A partir del 350 aniversario creo que habrá muchos cambios para bien.
¿Qué les diría a los más jóvenes?
No me atrevería a decir que sientan la hermandad pero sí que intenten participar en los actos; porque notamos que un gran porcentaje no acude a muchos de los acontecimientos programados.
A sangría: Años en la hermandad: 30 años. Un recuerdo: La primera vez que saqué el paso. Una ilusión: Ver un nieto mío en esta Hermandad. Un puesto: La cadena. Un momento de la procesión: Me quedo con algún momento de recogimiento íntimo y que no sucede todos los años, pero que suele aparecer entre la Plaza y la calle Mediana. Un hermano: Carmelo Brezmes me enseñó a servir; Luis Gallego a sentir y Pedro Cuenca a vivir la hermandad. Una costumbre: Cuando saco el paso y cuando he tenido momentos difíciles he acudido a rezar en solitario a la capilla. Un deseo: Que dentro de treinta años sigamos teniendo deseos futuros. La Escalera en una palabra: Sentimiento y duende. |