Hoy es Viernes Santo de 2020
10 abril 2020
Carta abierta de nuestro hermano presidente en este día de Viernes Santo
Queridos hermanos:
Hoy es Viernes Santo. Un Viernes Santo muy distinto a todos los que hemos conocido a lo largo de nuestras vidas. Un Viernes Santo que recordaremos por muchos años que pasen. Por ello permitidme, en primer lugar, interesarme por vuestra salud y por la de vuestros allegados en estos momentos en los que tan amenazada está. Con el deseo y la confianza de que las plegarias que, seguramente, todos estemos elevando diariamente a nuestros Titulares, a nuestras Devociones más profundas, surtan el efecto protector anhelado quiero dirigirme a todos los miembros de la Hermandad en este día.
Hoy es Viernes Santo y nuestra Cofradía no va poder cumplir con el ritual de tradiciones seculares en su día grande. Hoy es Viernes Santo y no vamos a poder fundirnos en ese abrazo deseado con el hermano que llega desde lejos cada año. Hoy es Viernes Santo y no vamos a poder felicitar a ese Mayordomo que, con gran satisfacción, portaría la vara que a todos nos representa, ni agradecer sus agasajos en refresco y cena. Hoy es Viernes Santo y no va a haber blancos pañuelos al cuello, no vamos a poder vestir la túnica o la mantilla, ni lucir con orgullo la medalla que nos distingue como hermanos. Hoy es Viernes Santo y no habrá veinte hermanos alrededor del tablero en ese momento en el que los corazones laten acelerados y las emociones se desbocan. Porque hoy, Viernes Santo del año 2020, nuestro Paso del Descendimiento de la Cruz, nuestra querida “Escalera”, no va a poder salir a las calles de Medina de Rioseco para ser alumbrado por sus Hermandad en el ejercicio público de fe que llevamos haciendo durante más de tres siglos y medio.
Sé que hoy será un día muy duro para todos nosotros, como lo están siendo estas últimas jornadas en las que el mundo se ve azotado por la terrible pandemia que nos ha tocado vivir. Hoy, como decía al principio de estas palabras, es un Viernes Santo distinto y muy especial, en el que no vamos a poder disfrutar de muchas cosas. Por ello quisiera enviaros un mensaje de ánimo que ayude a convertir este tiempo de angustia y zozobra en un tiempo de esperanza. Por ello quiero animaros a profundizar en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. La esperanza en la Resurrección, el pilar de la fe cristiana, es la que nos dice que la Luz siempre vuelve tras un periodo de tinieblas. Que la Vida siempre vence a la muerte.
Por eso, como cristianos unidos por la Hermandad, debemos permanecer más unidos que nunca en la esperanza de una pronta salida de la situación en la que nos encontramos. Por eso os pido que en este Viernes Santo, en ese momento en el que las puertas de nuestra Capilla se debieran haber abierto de par en par un año más, elevemos una oración a nuestro Cristo Descendido y a su Santísima Madre, María al pie de la Cruz. Una oración que suplique por el restablecimiento de los afectados y por el alma de los fallecidos a causa del terrible virus que nos acecha. Una oración que lleve, además, prendido el recuerdo de todos los hermanos que nos antecedieron. Una oración por aquellos que también fueron capaces de superar tiempos y circunstancias adversas, tanto o más que la actual, para transmitirnos el legado que nosotros debemos transmitir a los que nos sucedan. Una oración, en fin, por nosotros mismos; para que logremos vencer esos momentos en los que el ánimo flaquea y nos sea concedida la fortaleza suficiente para afrontar lo que haya de venir.
Esta situación pasará, seguro, y la vida continuará. La nuestra y la de la Hermandad. Y tenemos que ser conscientes que, como cristianos y cofrades, deberemos obligarnos a participar activamente en la superación de esta crisis. Que, como hermanos, deberemos meter el hombro en esos posos en los que con toda probabilidad nos va a tocar cargar. Porque habrá a quien el peso se le haga más duro de llevar, y ahí deberá estar la verdadera Hermandad. La de la ayuda, en la manera que a cada cual le sea posible, en esos actos asistenciales a los que obligan nuestros principios fundamentales.
Acabo diciendo que me siento orgulloso de ser hermano vuestro porque sé que un “escalerero”, antes de nada, es un cristiano y un ciudadano comprometido. Porque sé que en estos momentos todos vosotros estáis priorizando lo más importante: la salud y la vida. Y porque sé que cuando sea necesario ir todos a una, al igual que hacemos cuando sacamos nuestro Santo Paso, daremos el testimonio que hará todavía más grande a nuestra Hermandad.
Me despido pidiendo que os cuidéis y cuidéis de los vuestros pues, como ya dije en un mensaje extraoficial que algunos recibisteis anteriormente, mi único anhelo es que cuando el Viernes Santo del año 2021 se abran las puertas de la Capilla y el hermano que saque la cadena grite “¿estáis conformes con vuestros puestos?” todos y cada uno de los 522 hermanos que, a día de hoy, conformamos la Hermandad podamos responder, al unísono, un “sí” rotundo.
Recibid un fraternal abrazo.
Vuestro hermano Presidente.
Ángel Gallego Rubio 10 de abril de 2020. Viernes Santo.