La actual Hermandad del Descendimiento procede de la antigua Cofradía Penitencial de la Quinta Angustia, que comprendía, además, las actuales de La Crucifixión, El Sepulcro y La Soledad.
Según los estudios del historiador D. Esteban García Chico las primeras Cofradías Penitenciales de Medina de Rioseco, y por tanto los desfiles procesionales, nacieron a principios del siglo XVI al amparo de la orden franciscana, que funda o colabora en la fundación de algunas cofradías tales como la del Santísimo Cristo, la del Cordón y la Venerable Orden Tercera. Poco después aparecerán las tres grandes Cofradías riosecanas: la Vera Cruz, hacia 1500 en el convento de Ntra. Sra. de la Esperanza de Valdescopezo pasando posteriormente a San Francisco, la de la Quinta Angustia y Soledad de Nuestra Señora, año 1574 en la parroquia de Santa María de Mediavilla y la de la Pasión de Nuestro Señor, año 1598 en la iglesia de Santa Cruz. El ambiente de la época era propicio para el rápido desarrollo de las Cofradías; en aquellos días las gentes practicaban obras de caridad, actos de penitencia y levantaban milagrosamente magníficos templos, oración de un pueblo profundamente creyente, cristalizada en piedra.
SIGLOS XVI Y XVII. LA PENITENCIAL DE LA QUINTA ANGUSTIA Y SOLEDAD
En ese marco, bajo el reinado de la católica majestad de Felipe II, surge en Rioseco una nueva agrupación de carácter religioso; la cofradía penitencial de la Quinta Angustia. Si bien pudiera haber tenido alguna actividad anterior, el primero de mayo de 1574, día de San Felipe y Santiago, dentro del templo parroquial de Santa María, en la silenciosa capilla del Santo Cristo, bajo la actual torre, tuvo lugar el primer cabildo, para redactar las devotas, santas y virtuosas ordenanzas por los que se había de gobernar la penitencial.
En el preámbulo, los redactores se expanden en prolijas consideraciones sobre el espantable día del Juicio Final, y la necesidad de presentarse en tan difícil trance con un copioso haber de buenas obras realizadas «con muchos y muy grandes sacrificios y ofrendas y limosnas y otras sanctas operaciones», porque está escrito «que el hijo de la Birgen descendera en Carne mortal el último y postimero día deste presente siglo a hacer Juicio Universal al qual combiene que sean llamados de todas las quatro partes del mundo por los sus angeles tocantes las muy pavorosas trompetas todos los hijos de Adán yran a dar estreche cuenta y razon del tiempo y días deste amargoso siglo segun determinación de la sancta fee catolica e de los Sanctos Doctores, auemos de ser todos en uno como nos apercive nro Maestro e redemptor Jesuchristo en el su evangelio, e se nos a tomada estrecha y muy amarga cuenta de todos nros vienes e males que aquí obramos y aun de todo pensamiento vano y palabra ociossa de el qual tenebrosso y expantable juicio no puede ninguna Carne humana uir. Por ende el Cauildo y Cofrades recelando y teniendo este espantoso y tremido dia queriendonos exercitar y esforzar en alguna obra piadossa y santa de penitencia porque mejor razon de nosotros podamos dar en aquel dio, acordamos de hacer una congregación y cofradía…» «Esta sancta Cofradía el día del biernes de la cruz de cada un ano seamos obligados a hazer un processión solenme lo mas devotamente que nos los dichos cofrades pudiesemos e dios nro señor nos ayudase y en ella llevar las insignias que a nros mayordomos e alcaldes le pareciere en la qual dicha procesion todos los cofrades de disciplina sean oblivados a yr en ella e llevar su hípica e ynsinia de nra señora de la quinta angustia e disciplinarse en la dicha procesión e andar todos los passos… y anssi mismo los cofrades que fueren de luz sean tenudos e obligados a yr en la dicha processión con tunicas negras e insignias e achas o blandones alumbrado a los dichos cofrades…» «…queremos y ordenamos que ningun penitente ora sea de luz y disciplina no pueda lleuar ni Ileue seña alguna en la dicha processión fvera de las ordinarias que los nros oficiales les diesen y si alguna otra seña lleuase los nros oficiales se la puedan quitar y castigar en dos libras de zera y anssi mismo unos ni otros no alzen los capillos sino fueren agraue y forzossa necesidad…». (Regla de la Cofradía de las Angustias y Soledad 1574. Archivo de Santa María.)
En 1596 las dos grandes cofradías existentes en ese momento -Vera Cruz y Quinta Angustia- firman la Concordia por la que habían de regularse y reglamentarse las procesiones y actos de cada una de ellas. Actos en los que siempre existiría representación de las dos mediante estandartes, insignias y participación activa de cada una en los eventos de la otra.
Pronto la Cofradía de la Quinta Angustia adquiere gran esplendor debido, en gran medida a las fuertes aportaciones económicas que hacían las familias aristócratas que a ella pertenecían. Los mayordomos y oficiales de la misma eran cargos de gran poder reservados a personajes de alto status social que rendían cuentas al cabildo de la hermandad en junta que celebraban el “Domingo de Pascuilla” -siguiente a Resurrección-,
Por aquellos años, finales del siglo XVI y principios del XVII, la cofradía recibía pingües ingresos provenientes de las cuotas abonadas por los cofrades, las limosnas recibidas y, sobre todo, los óbolos recibidos en forma de donaciones, testamentarias o herencias. Además de las aportaciones de los florecientes grupos gremiales del momento que conformaban el grueso de las penitenciales.
Es entonces, hacia 1645, cuando proyectan levantar un nuevo edificio donde colocar con toda decencia la imagen de la Soledad. «Nos los que abaxo firmamos otorgamos e conocemos por esta carta que nos obligamos de que por tiempo y espacio de quatro años cumplidos daremos de limosna para la obra de la capilla que la cofradía hace para las ynsignias y casas de oracion de ella, lo que cada uno demos yra declarado abaxo» (Archivo de protocolos, Escribano Alonso de Benayas.) A continuación la lista de los hermanos, en la que aparece los nombres de Juan Pérez de Gama. Gaspar de Salazar, Luis Pinto, Mancio de Prado, Gabriel de la Torre, Juan de Valladolid, Luis de Gamboa… «Ofticiales de la cofradía de las angustias».
Una vez inaugurada, en 1648, la nueva casa de oración, que es en realidad una suntuosa capilla, intentan celebrar en ella misas, novenas y hasta abrir enterramientos. Entonces interviene la parroquia de Santa María, que interpone pleito contra la Cofradía por estimar que tan marcada y entusiasta predilección tocaba en perjuicio de los derechos parroquiales. El 1 de octubre de ese mismo año, ante el escribano Pedro Sandoval, firmaron una escritura de concordia «por quitarse de pleítos y diferencias». De esta forma, en íntimo consorcio, vivieron la iglesia de Santa Maria y la Cofradía Penitencial durante los siglos XVII y XVIII.
La segunda mitad del siglo XVII supone la mejor época para la Cofradía, que abre además un hospital para desvalidos junto a la iglesia de Santa María: el «Hospital de los buenos hombres del trabajo». Es entonces cuando encarga sus pasos procesionales y edifica el salón para albergarlos, la actual Capilla de los Pasos Grandes, en 1664.
Esteban García Chico describe la procesión del Viernes Santo del año 1686: «Procesión de la tarde de Viernes Santo. Notas destempladas de un clarín. que al anunciar el cortejo vibra quejumbroso en los viejos porches. Largas filas de hermanos de luz y de sangre. Grupos escultóricos henchidos de intensidad dramática que remedan momentos culminantes de la divina tragedia… La procesión entra en la rúa principal, angosta, oscura, empedrada de menudos guijos; la marcha es penosa, los hombres del campo llevan lentamente, trabajosamente, haciendo frecuentes descansos, los monumentales pasos de la Crucifixión y el Descendimiento; muy cerca, marchan las gentes del cortejo vestidas con ornamentos sacerdotales, conduciendo sobre sus hombros el Santo Sepulcro, al que dan guardia cuatro cuadrilleros; detrás va, sobre unas andas doradas la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, llena de Dolor, con rico manto en forma de embudo, y cerrando el magnífico cortejo el cabildo en pleno».
Pero el esfuerzo económico realizado por la penitencial se hace notar y muy pronto aparecen problemas. Ya en 1689 los gremios han de hacer una aportación especial de más de 5500 reales para sanear las arcas de la Cofradía y en 1690 el visitador del obispo palentino comenta que «no han entrado cofrades que sirvan a esta cofradía por cuya causa se halla hoy sin mayordomo y en lugar de él sirven cuatro diputados». Esta situación no es más que el reflejo de la delicada situación económica que sufre la población en general.
SIGLO XVIII. LA TRANSICIÓN
Esta crisis económica de las grandes cofradías penitenciales hacen que salgan a la luz esos grupos gremiales que, hasta entonces habían permanecido ocultos dentro del entramado jerárquico de aquellas. Esos gremios constituían pequeñas hermandades dentro de la cofradía matriz y habían sido los encargados de mantener, dar culto y portar y acompañar en los desfiles a cada uno de los pasos. Así conocemos que a la de la Quinta Angustia y Soledad pertenecían los gremios de estameñeros, zapateros, curtidores, zurradores, caldereros, cerrajeros, herreros, herradores, sastres, cabestreros, tejedores y pasamaneros. Durante la Semana Santa de 1738 esos grupos gremiales plantean un pleito contra las cofradías a las que pertenecían, al negarse éstas a ir con sus insignias a recogerlos a sus sedes, como era tradicional.
A partir de este momento los gremios comienzan a adquirir una mayor preponderancia, gracias, en gran medida al declive de las antiguas cofradías históricas, aunque son estas las que aún mantienen la jerarquía hasta el 25 de junio de 1783 en que Carlos III promulga el decreto de extinción de las cofradías, quedando teóricamente suprimidas las que no tuvieran aprobación real o diocesana (y aun éstas quedaron obligadas a redactar nuevas reglas y someterlas a la revisión y aprobación civil).
Es una época que debe de ser difícil para las grandes cofradías riosecanas que ven cerca su final. Incluso es posible que alguno de los gremios se independicen en esa segunda mitad del siglo XVIII. En 1790 incluso la Administración local insta a que no salgan los Pasos Grandes para evitar incidentes ¿enfrentamientos entre los gremios, o entre estos y los restos de la antigua penitencial?. Obviamente la medida, por antipopular, no se lleva a cabo.
En 1797 la Desamortización de Godoy supone un primer intento de expropiar los bienes de las hermandades y cofradías, aunque leve y sin resultados prácticos de consideración, pero en 1798 una Real Cédula ordena la venta de los bienes de tipo benéfico y eclesiástico y entre ellos los propios de las cofradías. En 1799 se produce la venta de todas las posesiones de la cofradía de la Quinta Angustia, pasando parte de los bienes a la parroquia de Santa María.
SIGLOS XIX a XXI. LA HERMANDAD DEL DESCENDIMIENTO
A pesar de todo en los primeros años del siglo XIX todavía encontramos documentación de la antigua penitencial, así se conservan libros de tomas de cuentas hasta 1.807 en los que se apuntan gastos por procesión desde 1797 a 1801.
Pero el 14 de Julio de 1808, Rioseco habría de sufrir un desastre añadido a la situación de declive que ya se vivía. El ejército francés arrasa al español en el teso de El Moclín, las tropas toman la ciudad violentamente provocando una gran matanza de vecinos y el saqueo de toda la ciudad. Es el golpe de gracia para la cofradía penitencial, de la que aún aparece en 1.842 una referencia -unida a la de la Vera Cruz y con sede en la iglesia de Santiago- en un listado solicitado como consecuencia de la Desamortización promulgada por Mendizabal en 1836. El último vestigio es la demolición de la ermita de la Soledad en 1.850.
Los acontecimientos históricos relatados nos hacen pensar que es en el salto entre los siglos XVIII y XIX cuando se produce el tránsito de las grandes cofradías a los grupos gremiales que se agrupan en torno a cada Paso y que gracias a la carencia de formalidad legal de estos gremios –hermandades ya- las medidas desamortizadoras adoptadas no hicieron mella en ellos. Es posible que sea en la segunda mitad del siglo XVIII cuando surja, si no la Hermandad del Descendimiento como tal, el embrión de la misma en aquel gremio –desconocido- que se encargara del Paso como integrante de la Penitencial de Quinta Angustia y Soledad.
Desafortunadamente no ha llegado a nuestros días documentación que atestigüe la fecha exacta de fundación de nuestra Hermandad tal y como la conocemos hoy en día. El primer libro conservado data de 1871, aunque encontramos en él constantes referencias a la tradición en el relato de actividades y acuerdos.
Por ejemplo, en dicho libro, regalado por el hermano Juan Martínez Contreras y cuya primer acta se fecha el 7 de mayo, se hace referencia a un libro viejo y se toman acuerdos «para dar ejemplo como nuestros antecesores». Curiosamente, la primera fecha que aparece reflejada es la de 22 de febrero de 1864, en que se anota la entrada de Hermenegildo López como hermano de la Corporación. Ese año de 1871 componían la Hermandad 35 hermanos y 5 hermanas. El mayordomo fue Manuel Garrido, que ocupaba el número 22 de los hermanos.
Entre los acuerdos tomados durante esos años finales del siglo XIX destacan los siguientes. En 1878 se acuerda que todos los hermanos que saquen el paso han de vestir túnicas blancas «todas iguales de tela comprada en casa del mismo comerciante sin que ninguna pueda escederse en la hechura». En 1879 se admite la ampliación del número de hermanos a 43. En 1884 se modifica el Reglamento a fin de dar competencia a la Junta particular o directiva de la Hermandad para «hacer y disponer todo lo que aga falta para el Sto. paso del Descendimiento de la Cruz y de su hermita». Tres años más tarde, 1887, se obliga a los hermanos reservas y a aquellos que no carguen a ir a alumbrar vestidos con la túnica –esta obligación la volvemos a encontrar en actas de 1910 y 1953-. En 1893 se acuerda reducir a 40 el número de hermanos. Tambien en esa época, 1890, se adquiere una nueva «isinia de plata», la actual vara, y en 1894 se acuerda la compra de un nuevo banderín.
Durante la primera mitad del siglo XX no son muchas las decisiones importantes que se reflejan. Entre ellas se pueden destacar los acuerdos tomados en relación al desfile de gremios en 1921, por algún incidente acaecido aquel año. Tambien el acuerdo de sacar el Santo Paso durante la Semana Santa de 1932. Al año siguiente, el 5 de febrero de 1933 se firma un acta «para repartir el dinero y demas enseres de la hermandad con el fin de ultimar dicha hermandad», pero dos días más tarde, el 7, se reorganiza nuevamente, lo que da fe de lo complicado del momento histórico por el anticlericalismo reinante durante la II República. Ya en los años 40 destaca el proyecto de congrega para la Hermandad, así como varias elevaciones de las cuotas, multas y aportaciones de ayudas. En 1949 se fija el cupo de hermanos en 55 pudiendo ser sólo superado por hijos de hermanos.
Durante la década de los 50 los asuntos más importantes son la fijación, en 1954, de un tope de edad de 55 años para cargar con el Paso. En 1956 se aprueba el pasar lista para sacar el Santo Paso y en 1957 se presenta la nueva medalla de la Hermandad.
En 1961, se sustituyen los cirios por faroles para los hermanos que van alumbrando el Viernes Santo. En 1964 se aprueba no restringir la entrada de hermanos, siempre que se aprueben en Junta general las solicitudes. En 1966 se plantea un problema al desconocerse el paradero del hermano a quien correspondía ser mayordomo, por lo que aquel año sirvió el Paso la propia Hermandad. Ese mismo año se informa de la creación de la Junta Local de Semana Santa y se vuelve a cerrar la admisión de nuevos hermanos. En 1967 se aprueba la creación de una comisión para redactar un nuevo reglamento de la Hermandad, habida cuenta que a lo largo de toda la década se habían ido estableciendo las pautas a seguir en varios asuntos organizativos y económicos. 1968 es el año en el cual se encarga un nuevo banderín.
Los 70 comienzan con la restauración integral del Paso, acordada por los 81 hermanos que en ese momento conformaban la nómina de la Hermandad, sin que se produzca nada reseñable hasta 1977 año en que se acuerda que la edad para poder sacar el Santo Paso sea de 20 años cumplidos. En 1978 se establece un nuevo tope de hermanos, 97, y se acuerda confeccionar un nuevo Reglamento «donde se reflejaran los artículos más importantes del Reglamento escrito en el actual libro y los puntos más importantes de las actas levantadas», reglamento que se aprueba en Junta extraordinaria el 18 de marzo de 1979.
La década de los 80 suponen un periodo de auge de la Semana Santa riosecana, auge que en nuestra Hermandad se ve reflejado con la entrada de 26 nuevos hermanos en 1984. Esta elevación del número de hermanos hace que se platee la posibilidad de que sean dos los mayordomos cada año, propuesta que fue totalmente desestimada.
El 16 de diciembre de 1984 se convoca una Junta extraordinaria con un único punto de orden del día, el encargo de la Virgen del Paso, que había desaparecido siglos atrás, propuesta que es aprobada por 61 de los 66 hermanos asistentes.
De igual modo, en junta extraordinaria se establece, en 1986, la reglamentación específica para sacar el Santo Paso, habida cuenta de los problemas surgidos por no haber podido salir, por lluvia, durante el Viernes Santo de 1985.
El último acta que figura en el libro data de 1 de febrero de 1987 y en ella se hace constar el nombre de todos los miembros de la Hermandad en ese momento, 129 hermanos, «para que así quede escrito para los tiempos venideros».
El resto, de momento, es demasiado reciente. Será el transcurrir del tiempo el que se encargue de hacerlo historia. No obstante, podemos indicar que los años finales del siglo XX y los primeros del XXI suponen una modernización de la Hermandad que, al hilo de los tiempos, favorece la integración y participación de todos los hermanos y hermanas a lo largo del año en las diversas actividades religiosas y culturales que se celebran. Se ha impulsado además el estudio e investigación de la historia y el patrimonio de la Hermandad y el desarrollo de las nuevas tecnologías al servicio de la misma. Todo ello sin olvidar el cuidado meticuloso de ese legado tradicional del que somos herederos y guardianes.
Vídeo sobre la historia de la Hermandad