Entrevista a Ángel Gallego y Pablo Toribio. Descubridores de la partitura de La Lágrima
Ambos son riosecanos, semanasanteros de pro. Uno, de El Descendimiento, La Escalera; el otro de La Crucifixión, El Longinos. Diferentes trayectorias, similares tradiciones familiares, una misma ilusión: la de su Semana Santa, la de su paso. Ambos encarnan la figura del cofrade comprometido, lejos del fanatismo del madero, haciendo Semana Santa en cada minuto de su altruista labor. Hoy, de nuevo, vuelven a ser noticia. Su investigación y el hallazgo de la partitura original de La Lágrima (la música que envuelve mágicamente a un pueblo en una celebración centenaria) les ha llevado a que, -además- de su propia satisfacción personal, el Ayuntamiento de Medina de Rioseco les reconozca su trabajo con un galardón que les será entregado en el acto institucional de la Fiesta de la Constitución (domingo 6 de octubre, 12:00 horas). Ángel Gallego Rubio es administrativo y empresario y, ante todo, cofrade las 24 horas, siempre de guardia, siempre bajo la devoción de La Escalera, que un día le llevó a iniciar una apasionante labor como creador y principal alma mater de la página web que hoy da soporte a esta entrevista. Por su parte, Pablo Toribio Gil es profesor y músico, apasionado cofrade de El Longinos y autor de la publicación ‘La música en la Semana Santa de Medina de Rioseco’. Ellos hoy se merecen la admiración y el respeto de todos los cofrades riosecanos. Gracias.
¿Cómo dio con la partitura original de La Lágrima?
ANGEL GALLEGO (A.G.).- Casi por casualidad. Estaba buscando en Internet la forma de acceder a documentos de la Biblioteca Nacional y en el libro de reglas de catalogación, como modelo de búsqueda de partituras, venía una ‘Marcha fúnebre a la muerte del Iltre. General O’Donnell’ de un tal Enrique Arbós. Inmediatamente contacté con la Biblioteca y solicité que me enviaran una copia para saber si aquella era la partitura de lo que conocemos como La Lágrima. En unos días la tenía en mi poder.
PABLO TORIBIO (P.T.).- Meses antes había encontrado una partitura gastada, manchada y rota con la firma de Morros – antiguo maestro de música riosecano- en un anticuario. La particella podría ser de los años 40. Me emocionó muchísimo este hallazgo, y tenía unos compases que a día de hoy no sonaban. Eso me condujo a la búsqueda del original por diccionarios especializados en música primero, libros después, hasta comenzar la búsqueda en la Biblioteca Nacional de Madrid. En un principio me pareció una infructuosa búsqueda (pues no se conocía el autor y marchas fúnebres habría miles) pero nada más empezar la búsqueda la hallé ¡y dos ediciones! Me alegré mucho por sacar a relucir el nombre de Enrique Arbós del anonimato.
¿Qué sintió cuando descubrió que realmente se trataba de un documento inédito y tan importante para Medina de Rioseco?
A.G.- Al principio te da un vuelco el corazón, luego piensas que será otra marcha distinta; además yo no sé leer música así que tendría que consultar con alguien que sí supiera. David Carpintero, que entonces tocaba en la Banda Municipal, al cotejarla con la partitura actual comprobó que era “La Lágrima” pero con algunas diferencias. Fue Diego Fernández Magdaleno el que nos confirmó que estábamos ante la partitura original. A partir de ahí pusimos en marcha el proceso de investigación sobre el autor. Hablamos con diversos músicos y con los directores de las bandas de Valverde del Camino –en Huelva, donde también interpretan la marcha y la llaman ‘El Nueve’- y Coca, que no pudieron aportarnos nada relevante. Finalmente contactamos con Abel Moreno –famoso compositor de música de Semana Santa y que había sido director de la Banda del Inmemorial del Rey- que, este sí, nos transmitió bastante información.
P.T.-Primeramente sentí emoción, e inmediatamente después, sentí la necesidad de presentar esta obra decentemente a la escena del mundo, del mundo riosecano y su contexto – ahora internacional-. Por ello, emprendí una investigación en el que la hipóstasis sonora conformada por Pardal, Tapetán y esta Marcha Fúnebre fueran las protagonistas. Espero haberlo conseguido.
Cuéntenos alguna curiosidad del documento.
A.G.- Aparte de su antigüedad y el hecho de que fuera desconocido en todos los lugares donde se interpreta la marcha, destacaría la existencia de dos copias con una diferencia de 4 años en su edición, lo que me hace pensar que la melodía tuvo una cierta popularidad. Además la primera de esas copias lleva la firma del editor.
P.T.- ¿Curiosidades? Bastantes. Por ejemplo, hice la petición a la Biblioteca Nacional por medio de la Universidad de Salamanca para que así me llegase antes. Imagínate, como pianista, estaba deseando tenerla en mis manos y poderla tocar. Una vez llegaron las partituras (pedí toda la obra de Enrique Arbós) a la Facultad de Geografía e Historia, solicité una llave de un aula con piano… no podía esperar media hora hasta llegar a casa para interpretarla. Cuando la toqué, además de ciertas sorpresas por diversas armonías inesperadas, me sentí el riosecano más privilegiado del mundo: tenía La Lágrima original en mis manos, y la estaba haciendo sonar… cómo era. Fue muy emocionante
¿Cómo fue el proceso para darlo a conocer?
A.G.- Al preparar la Jornadas de Hermandad de 2009 y como creíamos que habíamos llegado, con nuestras limitaciones, al techo de la investigación, acordamos con la Junta Directiva que una de esas jornadas estuviera dedicada a La Lágrima, para dar a conocer el descubrimiento, dada su importancia, en un acto que contara con la participación de la Junta Local, el Ayuntamiento, las dos hermandades de los Pasos Grandes, músicos riosecanos, etc… Entonces apareció Pablo Toribio.
P.T.-Empezó en una reunión previa que tuvimos Ángel Gallego y yo mismo con los presidentes y secretarios de La Crucifixión y El Descendimiento, a más de un invitado especial, mi hoy entrevistador: José Ángel Gallego. Todos aprobaron la idea de presentar un estudio musical sobre La Lágrima en un concierto que – a ser posible- diese la Banda del Regimiento Inmemorial del Rey Nº 1 (que fueron quienes la estrenaron). A partir de ahí, yo incluí en el estudio de La Marcha Fúnebre valiosas aportaciones de Ángel Gallego, y decidí – por ser una oportunidad única- incluir en el estudio a El Pardal y a El Tapetán. Presidentes y secretarios de uno y otro paso, con la inestimable colaboración de Dña. María Victoria San José hicieron posible el concierto, y la publicación de mi estudio sobre La Música en Semana Santa.
¿Conocía en ese momento que otro cofrade de otra hermandad también investigaba el mismo tema?
A.G.- Nos enteramos cuando nuestro presidente, Jesús Vicente Brezmes, habló con Pablo para pedirle que, como músico y hermano de La Crucifixión, participara en ese acto del que antes hablaba. Quedamos un día y, desde ese momento, pusimos los datos en común y continuamos el camino conjuntamente para rematar la investigación y organizar el acto de presentación, ya con una idea muy diferente de cual tenía que ser la magnitud del evento.
P.T.- No tenía ni idea. En una conversación que mantuve con Jesús Vicente Brezmes (presidente de El Descendimiento) surgió este tema. ¡Bendita Casualidad! El beneficio fue inmenso: todo se magnificó. Lo que iba a ser un breve estudio musical devino en una monografía musical sobre la Semana Santa riosecana. Lo que había, habíamos, pensado por distintos lados para dar a conocer la obra: un concierto a piano, o tal vez de una banda local con cierto prestigio devino en que fuese una de las mejores Bandas de Europa quien la interpretase en uno de los mejores conciertos habidos nunca en Medina de Rioseco.
¿Qué puede suponer para la Semana Santa este hallazgo?
A.G.-Todo lo que sume es bueno. Lógicamente nada va a ser capaz de cambiar ninguna de esas peculiaridades que a lo largo de los siglos han hecho de nuestra Semana Santa la que es, pero está bien saber por qué algunas cosas son como son para evitar interpretaciones erróneas. Por otro lado está la difusión en el exterior que se pueda aportar, por ejemplo el otro día nos han solicitado la partitura desde Tenerife, tierra natal de O’Donnell, hasta donde había llegado la noticia del descubrimiento.
P.T.- Pues por ejemplo, el reconocimiento de la importancia de la música en una procesión escultórica. También ha supuesto tener una versión inmejorable de esta obra, ya que uno de los mejores especialistas –de toda Europa- en transcribir partituras de piano a literatura bandística: Don Enrique Blasco, haya sido quien la haya orquestado.
¿Es partidario de que la banda interprete los acordes originales en la salida y entrada de los Pasos Grandes?
A.G.- Por supuesto, pienso que no existe tanta diferencia y en poco tiempo el oído se acostumbraría. Además algunos hermanos muy mayores nos comentaron que así sonaba hace años. De todos modos pienso que es una melodía que los riosecanos, y sobre todo los hermanos de La Escalera y Longinos, más que escucharla la sentimos.
P.T.- Las modificaciones no son tantas en cuanto a acordes, pero toda la obra se ha de transportar de La menor a Do menor. Yo mismo, he tenido que aprender otra vez esta obra – tras veinte años tocándola de un modo ahora paso a otro-. Yo sí la interpretaría en su versión primigenia (entiéndase la trascripción de D. Enrique Blasco de 2009). Sin embargo, mantendría de la versión escuchada estos últimos años su velocidad. El tempo, que habría de ser cercano o igual a una velocidad de negra a 90 (para entendernos, te diría que desde un criterio historicista, la interpretación habría de ser más ligera, más o menos como la interpretó La Inmemorial) lo dejaría más pausado, como el actual, que es heredado – al menos- desde mediados del siglo XX.
¿Cómo valora el trabajo del otro hermano que también encontró la partitura?
A.G.- No tengo palabras. Ya no sólo la investigación sobre La Lágrima, sino sobre toda la música de la Semana Santa riosecana. El trabajo que ha desarrollado Pablo Toribio ha sido impresionante, aparte de que consiguió que el Teniente Coronel Blasco rehiciera la partitura y la disposición y receptividad que en todo momento mostró hacia los datos que desde nuestra parte pudimos aportar.
P.T.- Qué voy a decir del trabajo de una persona como Ángel Gallego. Desde el primer momento ha sido enorme su apoyo, y valiosos los datos e imágenes sobre esta obra. Es una persona que como investigador me quedo sin calificativos. ¿Te imaginas un documento en el que La Inmemorial esté tocando esta Marcha Fúnebre según pasa el cadáver de D. Leopoldo O’Donnell – es decir, el estreno de esta obra-? Pues Ángel lo halló en una litografía en Madrid. Creo que con este ejemplo lo digo todo.
El acto organizado con motivo del hallazgo del documento y que contó con la presencia de la Banda del Inmemorial del Rey fue un hito histórico en la Semana Santa riosecana ¿cómo recuerda ese día?
A.G.- Como todo un acontecimiento, por la calidad de la Banda y el repertorio interpretado, por la repercusión mediática que tuvo, por la emotividad del acto y por el espíritu de hermandad que se respiraba entre las cofradías de Longinos y La Escalera. Recuerdo dos momentos puntuales, uno cuando subí al atril para presentar el acto y vi esa iglesia de Santiago llena hasta la bandera, con público rebosando las naves, el coro… impresionaba. El otro momento es esa entrada de las varas de las dos hermandades, que dicen que tienen tanta rivalidad, en perfecta armonía. Fue todo muy emocionante, la verdad.
P.T.- Claro que fue un hito. La calidad musical de esta banda en empaste y afinación fueron soberbias, y el impacto en Medina de Rioseco fue muy positivo. Durante días no se hablaba de otra cosa. Yo recuerdo ese día con emoción, pero me quedo con un momento: El Teniente Coronel depositó en mis manos su trascripción de esta marcha fúnebre y Ángel pronunció: “¡qué suene La Lágrima!”. Yo tenía en mis manos la obra por excelencia de Medina de Rioseco, y tras tantísimo trabajo, los primeros acordes empezaron a sonar…
Este descubrimiento fue el mejor preámbulo a la declaración Internacional de la Semana Santa de Medina de Rioseco ¿Cómo valora este título y que supondrá para Rioseco?
A.G.- Como algo muy importante. Pero no debemos equivocarnos y dormirnos en los laureles. Ese reconocimiento pienso que tiene que servir de acicate para conservar lo que nos ha venido legado con la máxima pureza posible. No debemos inventarnos cosas nuevas, ni intentar perpetuar supuestas tradiciones surgidas anteayer que pueden minar la esencia del rito. Pero tampoco debemos estancarnos y desaprovechar las cosas buenas que nos ofrece la evolución de los tiempos y la tecnología. Tenemos que saber traer al siglo XXI todo el espíritu barroco de la Semana Santa.
P.T.- Este título es el homenaje más sincero a todos aquellos que mantuvieron viva la llama de la Semana Santa Riosecana en otros tiempos. Supongo que la consecuencia va a ser una magnificación de todo y no por ello hemos de modificar demasiadas cosas. Predije en mi monografía musical que La tradición en La Semana Santa de Medina de Rioseco proseguirá conservando la índole de una vivencia anterior sin caer en la mera escenificación o en un arqueologismo sin valor de autenticidad… evolución y progreso ayudan a salvaguardar y conservar la tradición.
Actualmente ¿está trabajando en algo con respecto a la Semana Santa?
A.G.- Específicamente no, pero el equipo que formamos los tres (la entrevista la realiza José Ángel en presencia de David Carpintero), tenemos el compromiso de colaboración permanente con la Directiva de La Escalera, aparte de mantener activa y actualizada la página web de la Hermandad. Modestamente, creo que esta se ha convertido en una referencia no sólo para la Semana Santa de Rioseco, sino que sirve de ventana al exterior, como demuestran el número de visitas y la diversidad de su procedencia. Aunque hay algunas ideas bullendo por estas cabezas ¿no?
También como desde hace algunos años soy miembro de la cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias, de Valladolid, colaboro con su Junta de Gobierno y he participado activamente en la organización de los actos con motivo de la reciente Coronación Canónica de la Virgen, que ha sido algo con mucha repercusión en Valladolid. Además formo parte de la Asociación Cultural Tertulia Valladolid Cofrade. Así que puedo decir que para mi es Semana Santa todo el año… (risas).
P.T.- Bueno, estos días estoy componiendo una marcha fúnebre para banda. El año pasado fui el longinero más emocionado del mundo al ver bailar mi Santo Paso con una marcha fúnebre muy pensada para ello: en rítmica, duración, percusión… esta obra está menos ‘condicionada’ y tiene -cómo no- cierto aire riosecano.