El retablo del Descendimiento de Gallegos de Hornija
Retablo del Descendimiento de la Cruz. Francisco Fermín (escultor) y Pedro Dionisio (ensamblador). 1639. Parroquia de San Martín. Gallegos de Hornija (Valladolid).
En la pequeña localidad, cercana a Medina de Rioseco, de Gallegos de Hornija y en su iglesia parroquial de San Martín se abre, al lado del Evangelio, una capilla fundada por el Licenciado Baltasar Carrera, en el siglo XVI, donde se encuentra este retablo dedicado al Descendimiento de la Cruz.
Se trata de un retablo de un único cuerpo, que ocupa en su totalidad el altorrelieve del Descendimiento, cobijado en un marco de piedras y gallones, y flanqueado por dos columnas de orden corintio con el fuste estriado. Sobre él, coronándolo, encontramos un lienzo del Padre Eterno, adaptado a la forma semicircular del arco abierto en el muro donde se asienta.
Este Descendimiento, que muestra todas las características del la composición barroca de la escena, está inspirado, sin duda, en el paso que contrata Gregorio Fernández para la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Valladolid y es un ejemplo más de la fama y difusión que tuvieron las obras de Gregorio Fernández y los talleres vallisoletanos en general, cuya producción se tenía como único a imitar. Aunque encontramos en él algunas diferencias con el conjunto tallado por el genial imaginero gallego y, por ende, con la copia que posteriormente realizara Francisco Díaz de Tudanca para nuestra cofradía matriz: la Quinta Angustia riosecana. Estas diferencias son, entre otras, la disposición de María Magdalena, abrazada a la Cruz; la Virgen María, que espera el cuerpo de Jesús de pie en lugar de sentada; la ausencia del mozo que por detrás desclava los pies; o la situación y postura de Nicodemo al que vemos sobre una escalera en la parte delantera del Árbol Sagrado.
Según la documentación existente, la obra se contrató en 1639 con Francisco Fermín, escultor, y Pedro Dionisio, ensamblador, dando fianzas a los escultores Antonio de Ribera y Juan Rodríguez, que se comprometían a terminarla, si aquellos no lo hicieran. Fue restaurado en el año 2009 por la Fundación Las Edades del Hombre, dentro del Convenio de colaboración de la Diputación de Valladolid con los Ayuntamientos de la provincia para la restauración de retablos.
Francisco Fermín es, seguramente, el más desconocido de todos los oficiales de Gregorio Fernández, por los pocos datos que se encuentran sobre él. Nacido en los primeros años del siglo XVII y fallecido en torno a 1653, hacia el año 1621 ya era miembro del taller de Fernández. Se desconoce la fecha en la que se independiza, trasladándose a la vallisoletana calle de la Mantería, donde tenía su taller en el año en que contrata el retablo de Gallegos. Aparte de este retablo -cuya autoría total ponen en duda algunos autores indicando que se trata de una obra de colaboración, a juzgar por la mejor ejecución de unas partes con respecto a otras-, es conocido que alrededor de 1630 talla el Cristo Yacente del Convento de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid (actual titular de la Cofradía del Santo Entierro), en 1636 esculpe el Cristo Yacente del Convento de los Dominicos de Zamora (titular de la Cofradía de Jesús Yacente de esa ciudad) y en 1641 realiza, junto con Antonio de Ribera, el paso del Entierro de Cristo (conjunto hoy llamado Cristo de la cruz a María) para la vallisoletana Cofradía de la Piedad. |