El Descendimiento del Señor. Medina del Campo
Paso del Descendimiento del Señor. Medina del Campo. Francisco González Macías. 1954.
La cofradía medinense del Descendimiento encargó su Paso Titular en 1952 al escultor Francisco González Macías (Béjar, Salamanca, 1901 – Madrid, 1982).
En junta extraordinaria de la Cofradía de noviembre de 1950, se había acordado la conveniencia de adquirir un nuevo paso del Descendimiento para sustituir al anterior, de reducidas dimensiones y bastante deteriorado, «siendo deseo unánime, procesionarlo en la próxima Semana Santa». El primer presupuesto, cifrado en 30.000 pesetas, con figuras del tamaño de 1,20 m. de altura, es posteriormente aumentado a 60.000 pesetas, con figuras de 1,60 m.
El grupo procesional no se finaliza en su totalidad hasta enero de 1958, quedando compuesto por siete imágenes talladas en madera de pino seco y policromadas con colores fijos, sin dorados ni estofados. Representa el misterio pasional conocido como «Lamento», en el que se agrupan las escenificaciones del «Descendimiento de la Cruz», «Deposición» y «Lamentación», escenas que inciden en la narración del trágico pasaje posterior a la muerte de Cristo en la cruz, y que se corresponde con la hora de vísperas, cercana al anochecer. El cuerpo muerto de Cristo es bajado por José de Arimatea, ayudado por Nicodemo. Junto a ellos, se sitúa la Virgen, San Juan y dos Marías (Magdalena y Salomé). Compone un armónico cuadro escénico, con suaves policromías de patinadas tonalidades, aunque sin posible comparación con los precedentes barrocos de similar temática, pero alejándose de las reiteradas representaciones del Descendimiento que tomaron como modelo impuesto por Rubens, cuyo lienzo se repite de forma sistemática en los encargos realizados por buena parte de las cofradías penitenciales de la citada advocación.
En la obra artística del escultor salmantino caben destacar algunas otras piezas de carácter procesional, como Ntro. Padre Jesús de las Victorias o El Calvario, en su Béjar natal o El Santo Entierro, Ntra. Sra. de la Esperanza, Jesús ante Pilatos y La Caída en la capital salmantina, además de numerosas piezas pasionales dispersas por las distintas localidades asturianas como Gijón, Ribadesella o la capital ovetense, ciudad en la que vivió varios años.