El Descendimiento de la Cofradía de las Angustias. Valladolid
Paso del Descendimiento, Sexta Angustia o Paso Nuevo. Gregorio Fernández. 1617.
Este magistral grupo escultórico es obra de Gregorio Fernández. Ejecutado por encargo de la vallisoletana Cofradía de las Angustias al genial imaginero entre 1615 y 1617 con el objeto de sustituir un viejo «paso» de «papelón», recibió el nombre de «Descendimiento», como así resulta de los libros de la Hermandad con referencia a las plantas procesionales del siglo XVII. El nuevo paso consolidaba la estética aplicada por Gregorio Fernández a este tipo de representaciones, con un tratamiento muy diferente a las tallas concebidas para ser colocadas en altares y retablos, un tipo de arte en el que el maestro se reveló como un gran creador, estableciendo los prototipos que posteriormente serían copiados en buena parte de España y consolidando un nuevo lenguaje plástico, desde la sinceridad y el convencimiento religioso, que hoy le coloca en la cima de lo que conocemos por arte Barroco.
El paso perdió su primitivo nombre por diversas razones. La primera porque la escena no se ajusta estrictamente al pasaje del Descendimiento, aunque cuenta con un acompañamiento de figuras que realzan el dramático momento representado, también conocido desde el punto de vista de la iconografía como la Sexta Angustia de la Virgen. En segundo lugar porque, en 1623 Fernández tallaría otro paso para la Cofradía de la Santa Vera Cruz, justamente con la escena en que Cristo es descendido de la cruz, siguiendo la pauta de las representaciones del Descendimiento anticipadas por los pintores y escultores renacentistas, que a su vez evolucionaron desde una iconografía que hunde sus raíces en el arte medieval.
El grupo escultórico lo componen originariamente seis imágenes: las centrales son María y su Hijo muerto sobre el regazo, además de los dos ladrones (Dimas y Gestas) aún crucificados, San Juan y la Magdalena. Todas reúnen las características más genuinas del estilo de Fernández: un acentuado naturalismo en los cuerpos, y numerosas y profundas angulosidades en la representación de los ropajes, una de sus señas de identidad.
Desfiló el paso completo hasta finales del siglo XVIII, pero con la crisis de las hermandades penitenciales vallisoletanas, dejó de montarse y salir a la calle. En 1842 la Piedad y los ladrones, que recibían culto en la capilla del lado del evangelio de la Penitencial, salen forzosamente de la iglesia de las Angustias para ser depositados en el incipiente Museo de Bellas Artes -hoy Museo Nacional de Escultura Policromada-, aunque, según advierte Javier Burrieza en su obra Cinco siglos de cofradías y procesiones, «ni las cofradías, ni su patrimonio artístico, estaban sometidas a las disposiciones legislativas de la desamortización, no siendo esta recogida una consecuencia directa de las citadas medidas». Allí se pueden contemplar en la actualidad, sin que la Cofradía haya renunciado a la propiedad de las imágenes por lo que ha iniciado infructuosos intentos para su recuperación. Las tallas del discípulo amado y María Magdalena siguen en la iglesia de las Angustias, a ambos lados del camarín de la Virgen de las Angustias donde se encuentran desde su construcción.
Para completar la azarosa historia del grupo, la salida procesional de estas tallas se recuperó en 1922, cuando en los años veinte del pasado siglo se empieza a revitalizar la Semana Santa vallisoletana. Aunque de forma efímera debido al mal estado de las tallas que ya se encontraban en el Museo, y siendo la cofradía de la Piedad la designada por el Arzobispado para alumbrar el conjunto en la Procesión General del Santo Entierro. Juan Agapito y Revilla, inmerso en la tarea de reconstruir los pasos históricos a partir de las figuras que estaban en el Museo Provincial, colocó entonces las imágenes de la Magdalena y San Juan delante del grupo de la Piedad, mirando hacia los protagonistas, pero es mucho más probable la hipótesis de composición planteada por Luis Luna Moreno en 1986, según la cual en el paso se colocarían originariamente los ladrones adelantados, casi en el mismo plano que la Virgen y Cristo, y Mª Magdalena y San Juan detrás, a ambos lados de éstos, desde donde Magdalena miraría a Cristo y su madre, y Juan dirigiría la vista hacia la cruz desnuda.
Montaje de Juan Agapito Revilla. Años 20 | Montaje de luis Luna Moreno. Años 90 |
Más o menos como sale el paso, desde el año 2003, a hombros de 26 cofrades, en la Procesión de Regla de la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias. Sacrificio y Penitencia, formado por San Juan y la Magdalena al pie de la Cruz y, en los últimos años, gracias a la cesión de los ladrones pertenecientes a la Cofradía de las Siete Palabras, que son copias de los originales, el paso se ha podido contemplar también con Dimas y Gestas. El espacio que le correspondería a la Piedad se deja vacío a la espera de su regreso.
Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias. Valladolid Al igual que las otras cuatro cofradías penitenciales históricas de Valladolid, tuvo sus comienzos con sede en una ermita, en el entorno de la actual calle de Torrecilla, que era llamada «de las Angustias Viejas». Cercana se encontraba la Real Chancillería muchos de cuyos funcionarios eran cofrades. Se ignora la fecha exacta de su constitución, aunque los primeros documentos que existen datan del año 1536, sendas bulas firmadas por el Papa Pablo III. Existen serios indicios de que fuera fundada por Isabel I de Castilla, a finales del siglo XV, como atestiguan los antiguos estatutos y regla. La cofradía alegó siempre a favor de su antigüedad el vínculo que había tenido desde los tiempos de los Reyes Católicos con el Tribunal de la Chancillería. También tuvo vínculos conventuales, pues su relación con los padres dominicos de San Pablo de Valladolid está indicada en los documentos de 1563 donde se firma una concordia. La procesión de regla salía de esta iglesia de San Pablo. Sus primeras Reglas aprobadas lo son con fecha 16 de noviembre de 1569 y con el nombre de «Cofradía de Nuestra Señora de la Quinta Angustia y Angustias y Soledad de Nuestra Señora de los Desamparados». La función de la Cofradía se desenvolvía principalmente en el campo asistencial en primer lugar para con los hermanos en vida y, luego, en procurar los sufragios precisos para que puedan alcanzar su salvación personal, después de su muerte; mantiene un hospital, allega fondos para obras de caridad y misericordia a cuyo fin todos los cofrades estaban obligados a pedir limosna por la ciudad; asiste al cofrade preso o descomulgado; entierra de los muertos cuyos cadáveres nadie reclama; asiste con botica y facultativos a los hermanos enfermos; se interesa de la asistencia jurídica al cofrade preso, etc. En la actualidad, con las modificaciones lógicas, se mantiene este espíritu. La primitiva ermita llegó casi a la ruina total y hubo necesidad de construir un templo para lo que se ofreció en mecenazgo el mercader Martín Sánchez de Aranzamendi, que habia sido alcalde de la Cofradía, que junto con su esposa Luisa de Rivera dieron un gran donativo para la edificación de un templo en la llamada plazuela del Almirante, frente al palacio del Almirante de Castilla. Las obras dieron comienzo en 1597 bajo la dirección de Juan de Nates y en 1604 la iglesia ya estaba terminada, con la incorporación de las esculturas de la fachada en 1606. Además de la iglesia, bajo la advocación de la Anunciación, el complejo consta de todos los espacios anejos necesarios: sacristía, salón del Cabildo, sala de pasos, puerta de acceso adecuada, balcón de autoridades… El siglo XVII fue el gran esplendor y lucimiento de las cofradías en las procesiones y la consolidación de los pasos de madera cuyo precursor había sido Francisco de Rincón. El gremio de entalladores que tenía como nombre Corporación y Cofradía del Patriarca San José, tenía su sede en esta iglesia. A este poderoso gremio pertenecían los escultores Juan de Juni, Francisco de Rincón y Gregorio Fernández, que fueron también cofrades de las Angustias. Con fecha 20 de abril de 1703, se acuerda reconstruir la planta de la capilla destinada a rendir culto a la imagen de la Virgen de las Angustias. En suntuosa procesión la imagen de Nuestra Señora de Las Angustias fue depositada en su nueva capilla el 8 de septiembre de 1710. A finales del siglo XVIII se cambia el tabernáculo barroco por el actual neoclásico existente. Como consecuencia de las disposiciones dictadas en 1783 por Carlos III para afrontar los excesos de las cofradías, se aprueban reglas reformadas en 1793, introduciendo las figuras del Alcalde Antiguo y del Moderno, en los términos que actualmente se conocen, por Real Cédula de agosto de 1804 firmada de puño de Carlos IV. A lo largo del siglo XIX la Cofradía experimenta una prolongada crisis como consecuencia de los procesos de cambio social y político producidos desde la invasión francesa hasta la pérdida de las colonias y el comienzo de un nuevo siglo. Es precisamente en 1900 cuando la Cofradía se da los primeros Estatutos entendidos en sentido moderno como norma racional que sustituye a las viejas Reglas. Estos Estatutos seguirán vigentes con ligeras modificaciones en 1931 y algunas más profundas en 1942, hasta 1988 en que es aprobada la vigente Regla. Además del paso que ocupa el presente artículo y la imagen titular de Nuestra Señora de las Angustias, tallada por la gubia de Juan de Juni, que cuenta con enorme devoción en Valladolid y fue coronada canónicamente el 3 de octubre de 2009; la Cofradía rinde culto al llamado Cristo de los Carboneros, obra de Francisco de Rincón y un Cristo Yacente. Participa en varias procesiones durante la Semana Santa: el Martes Santo en la Procesión del Encuentro, portando a hombros su imagen titular; en la madrugada del Viernes Santo con su desfile de Regla, en la cual participa con todos sus pasos; en la Procesión General y tras esta última, la procesión de la Soledad, en ambas con la Virgen de las Angustias. Los cofrades visten túnica de terciopelo azul oscuro con bocamangas de encaje blanco, capirote con cruz roja sobre el pecho y cíngulo de color rojo. Además la cofradía, compuesta en la actualidad por más de un millar de cofrades, celebra una fiesta de gloria en honor de Nuestra Señora de la Encarnación, también venerada en su iglesia penitencial. Página web: www.cofradiadelasangustias.org |