DESCUBIERTA LA PARTITURA DE »LA LÁGRIMA»
22 enero 2009
LAS HERMANDADES DE LA CRUCIFIXIÓN Y EL DESCENDIMIENTO DESCUBREN LA PARTITURA ORIGINAL DE 1.867 DE ‘LA LÁGRIMA’ Y A SU AUTOR
LA BANDA INMEMORIAL DEL REY INTERPRETARÁ ESTA MARCHA EN UN CONCIERTO EL PRÓXIMO 28 DE MARZO
Las hermandades riosecanas de Semana Santa de La Crucifixión y El Descendimiento, más conocidas por Longinos y Escalera, han realizado un descubrimiento sorprendente al encontrar la partitura original de la Marcha Fúnebre del General O’Donnell, más conocida en la localidad como La Lágrima, y que suena cada Viernes Santo en la espectacular salida de los llamados Pasos Grandes.
Esta partitura, fechada en el año 1867, permanecía -en versión para piano- en la Biblioteca Nacional de Madrid (Signatura MC 15/54). El compositor de la misma es D. Enrique Arbós y Adami, consta de seis páginas y en su portada, decorada con una bella litografía de Escarpizo, se puede leer:
A la muerte del Iltre. General D. Leopoldo O’Donnell, marcha fúnebre ejecutada el 10 de Noviembre de 1867, en el entierro de S. E. por la Banda del Regimiento Ynfantería del Rey nº 1 por E. Arbós, músico mayor del Regimiento Ynfantería del Rey númº 1.
Pablo Toribio Gil, hermano de La Crucifixión, y Ángel Gallego Rubio, de la hermandad de El Descendimiento dieron con la partitura cada uno siguiendo su línea de investigación. Pablo Toribio ya había elaborado un completo estudio sobre la música en la Semana Santa e investigaba sobre esta marcha, que se ha convertido en todo un himno de la Semana de Pasión riosecana. Por su parte, Ángel Gallego, buscaba datos de esta música dentro de las directrices seguidas por la cofradía de El Descendimiento para el estudio de su patrimonio e historia y como administrador de su pagina web.
Cuando ambas cofradías se reunieron para hacerse partícipes del descubrimiento comprobaron que, sorprendentemente, tanto La Crucifixión como El Descendimiento disponían de la partitura, que hasta entonces en Medina de Rioseco nadie había contemplado y cuya autoría permanecía en el anonimato. Las dos hermandades acordaron conjuntamente organizar una jornada de actos en los que den a conocer este importante descubrimiento para la Semana Santa de Medina de Rioseco, que en estos momentos lucha por su declaración como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Gracias a las gestiones de una hermana de una de las cofradías, se ha conseguido que la Banda Inmemorial del Rey Nº 1, perteneciente a la Guardia Real, probablemente la banda militar más importante de España y una de las más relevantes de Europa, interprete un concierto el próximo sábado 28 de marzo de 2009, donde por supuesto, la agrupación musical pondrá en escena la Marcha Fúnebre del General O’Donnell. Hay que recordar que la primera vez que esta marcha sonó fue el 10 de noviembre de 1867 en el sepelio del general O’Donnell y fue interpretada precisamente por la banda del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey.
Ese mismo día, se presentará también una composición y una publicación del estudio realizado por el Licenciado en Historia y Ciencias de la Música Pablo Toribio Gil, uno de los descubridores de la partitura, quien en sus investigaciones halló una versión escrita en 1930. En su estudio advirtió que en las versiones de 1.867 y 1.930 se interpretaban cuatro compases que no aparecen escritos en la versión actual. Gracias a este trabajo, tales compases se volverán a incluir y la Marcha Fúnebre del General O’Donnell volverá a sonar en Medina de Rioseco tal y como la escucharon nuestros mayores.
DATOS IMPORTANTES
El autor
Enrique Arbós y Adami, hijo de Feliz y Andrea, nació en Santiago de Compostela el 7 de Marzo de 1.835. (En algunas citas aparece como músico catalán y según el autor Abel Moreno su segundo apellido es Adamuz ).
A la edad de 17 años ingresó como músico en el Regimiento Iberia Nº 30. Tras una sólida formación durante varios años en otras formaciones musicales (bandas militares), consigue ingresar como Músico Mayor en la Banda del Regimiento Inmemorial del Rey Nº 1, posiblemente, su máxima aspiración. Permaneció en este cargo hasta 1.885, año en que se retiró, ignorándose, hasta ahora, la fecha de su fallecimiento.
Dentro de los escasos datos conocidos, sabemos que, aparte de la dedicada a O’donnell, fue autor de numerosas marchas militares que alcanzaron gran popularidad. Pero Arbós acometió otro tipo de géneros musicales; así en la Biblioteca Nacional se conservan varias piezas más de este músico, a saber:
– La Zaragoza(polka para piano).
– Himno a S.A.R. el Príncipe de Asturias(obra para cuatro voces y piano de marcado acento marcial).
– Cuarto sitio de Bilbao (himno cantado de evidente carácter castrense).
– Un recuerdo (polka-mazurca para piano).
– Las orillas del Turia (tanda de valses).
Su sobrino fue el reconocido músico de principios del siglo XX Enrique Fernández Arbós.
El homenajeado
Leopoldo O’Donnell y Jorris nació el 12 de enero de 1809 en Santa Cruz de Tenerife en el seno de una familia de militares de origen irlandés. Durante la Primera Guerra Carlista (1833), optó por encuadrarse en el ejército isabelino, a pesar de tener hermanos en el bando absolutista. Casi todos sus grados y títulos los recibió por méritos de guerra: Conde de Lucena; Duque de Tetuán, Vizconde de Aliaga y Grande de España.
Se exilió en 1840 a Francia y a su regreso fue nombrado capitán general de Cuba y senador. Tomó parte del pronunciamiento de Vicálvaro, con el que atrajo a gran parte del Ejército y de la población civil y que dio paso al bienio progresista (1854 – 1856), durante el que compartió el poder con Espartero, jefe del progresismo, con cuyas ideas políticas no coincidía. Creó su propio partido la Unión Liberal y, desde 1856 se alternó con Narváez en la presidencia del gobierno al tiempo que se encargaba del Ministerio de la Guerra.
En su última etapa de gobierno (1865-1866) intentó atraerse a Juan Prim, que conspiraba contra Isabel II, pero no lo consiguió. Las desavenencias con la soberana le llevaron a entregar el gobierno a Narváez y retirarse a Biarritz (Francia), donde falleció el 5 de noviembre de 1867, siendo enterrado en el templo de Santa Bárbara en Madrid el siguiente día 10, bajo la sospecha de que había sido envenenado.
Cabe decir que el autor de la marcha fúnebre y el homenajeado por la misma compartieron ideología y lucharon en el mismo bando contra los ejércitos carlistas.